Con una misa celebrada en la capilla del Seminario María Madre de la Iglesia de Gualeguaychú fueron recibidos los nuevos seminaristas que se incorporaron a la comunidad para iniciar su camino de formación sacerdotal.
Mons. Héctor Zordán dio la bienvenida a los cuatro jóvenes que estuvieron acompañados de sus familiares y los sacerdotes de sus comunidades de origen.
En la homilía manifestó su alegría y les dijo que “la comunidad del seminario no es una institución de paso sino que es una comunidad, una familia”.
“Nosotros sentimos a la familia de cada uno de los chicos como parte la nuestra. Hay familiares que uno siente más cercanos y otros no tanto. Es verdad que toda la diócesis es una familia y para los sacerdotes la parroquia es su familia. Pero a los seminaristas los sentimos más cerca porque nos conocemos más y tenemos la oportunidad de compartir más. Nosotros los sentimos familiares, los queremos y vamos cultivando la amistad, el afecto y el cariño”, dijo.
Luego recordó que este momento “es el inicio de un camino”. “Todos tuvimos un día en el que empezamos a caminar, yo el 6 de marzo de 1976. Y recuerdo ese día con alegría y gratitud. Este camino está marcado por el discernimiento, que es poner sobre la mesa todo lo que escuchamos, lo que sentimos interiormente, lo que vamos descubriendo y ver en eso qué es de Dios, qué es voluntad de Dios para nosotros. Es también el inicio de un camino formativo. Tiene luces y sombras pero lo comenzamos con entusiasmo”.
El obispo destacó la alegría que percibió en los nuevos seminaristas como un signo. “Qué bueno que es sentir alegría cuando vamos empezando a realizar el sueño de Dios para nuestra vida. Les pido que conserven la alegría. A veces se podrá expresar desbordante y hacia afuera y otras como serenidad de saber estoy en el camino que Dios me propone y yo he elegido en sintonía con la voluntad de Dios. Lo importante es no perder la alegría. Cuando uno siente esa alegría profunda que brota de un corazón sereno y tranquilo es el signo más claro de que estoy en el camino que Dios quiere”.
Los cuatro jóvenes son Federico Forclaz de 21 años, oriundo de la parroquia San Isidro Labrador de la localidad de 1° de Mayo; Nicolás Galeano de 25 años de la parroquia San Vicente; Matías Aguirre de 19 años de la parroquia Inmaculada Concepción y Bruno Galván de 21 años de la parroquia María Auxiliadora, los tres de la ciudad de Concepción del Uruguay.
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