GUALEGUAYCHÚ
IGLESIA DIOCESANA
ASAMBLEA DIOCESANA
"Sean uno para que el mundo crea"
ASAMBLEA 2009-2010
CARTA PASTORAL DE MONS. ZORDÁN
Al cumplirse los primeros seis meses de mi servicio pastoral en esta diócesis de Gualeguaychú, y con la alegría de este tiempo compartido, me dirijo a todos –comunidades parroquiales, grupos, movimientos, creyentes en particular– para hacerles llegar mi saludo cordial y fraterno.
Memoria agradecida del camino recorrido
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Por gracia de Dios tuve oportunidad, en este tiempo, de recorrer casi todas las parroquias, ya sea acompañando las fiestas patronales, celebrando el sacramento de la confirmación o realizando una breve visita. Me he encontrado con los sacerdotes, los consagrados y los diáconos permanentes, y pude comprobar la generosidad con que sirven a esta porción del pueblo de Dios; estuve con diversos sectores de las comunidades parroquiales y constaté la alegría con que viven la fe, el esfuerzo por hacer presente el Reino de Dios en los distintos ambientes y la dedicación para construir comunidades fraternas y evangelizadoras. ¡Por todo ello doy gracias a Dios y a ustedes!
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El Papa Francisco, en nuestro reciente encuentro al finalizar el curso para los nuevos obispos, nos pedía no olvidar que Dios ya estaba en nuestras diócesis cuando nosotros llegamos; mi experiencia en este tiempo me da la certeza de que es así: Dios ha caminado con ustedes y ustedes con Él haciéndose su Pueblo, en estos sesenta años de vida diocesana; y yo, que soy casi el último en llegar, tengo la oportunidad de volver a encontrarlo aquí, en medio de ustedes haciendo camino…
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Entre otras cosas, descubro que fue Él quien hizo camino con ustedes en este tiempo de Asamblea Diocesana, cuando se pusieron a escuchar su voz y a discernir su proyecto para nuestra Iglesia particular: Escucharon su voz expresada en una serie de encuentros, en un proceso de diálogo, en un esfuerzo de reflexión y de acuerdos…; escucharon su voz cuando ustedes hablaban y discutían en los distintos espacios de encuentro –a nivel parroquial, zonal y diocesano–. Fue el mismo Dios quien caminó en medio de ustedes cuando inspiró, como conclusión de la Asamblea, las orientaciones pastorales que todos conocen.
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Continuidad del proceso pastoral de Asamblea Diocesana
Por ese motivo, y como ya lo hice en diversas oportunidades, quiero subrayar la continuidad del proceso de Asamblea Diocesana comenzado hace casi diez años y que tuvo diversas instancias, y la plena vigencia de las orientaciones pastorales surgidas como fruto de aquella.
Viene bien recordar una vez más que queremos ser “uno para que el mundo crea”, y que nos habíamos propuesto fomentar la espiritualidad de comunión para fortalecer nuestra misión, intensificando la formación permanente de los agentes pastorales, impulsando la pastoral familiar y promoviendo la dignidad de la vida humana.
Deseo que estas orientaciones sirvan de guía para la vida y para el servicio evangelizador de nuestra Iglesia Diocesana y de sus comunidades parroquiales.
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Fortalecer los consejos pastorales parroquiales
Sé que el proceso de Asamblea Diocesana dio un impulso muy grande a la constitución o al fortalecimiento de los consejos pastorales parroquiales. Quiero pedirles que ese logro no se pierda. Aprovechemos lo aprendido y ganado en esa oportunidad para que este espacio de discernimiento comunitario y de participación del laicado en orden a pensar la vida parroquial y a programar las actividades de la parroquia se consolide cada vez más.
Este organismo, junto con las zonas pastorales, el Consejo Presbiteral, el Consejo Pastoral y otros organismos diocesanos, son espacios que expresan la sinodalidad de la Iglesia –esa capacidad del Pueblo de Dios para caminar juntos escuchándonos, atendiendo a todos, acogiendo el parecer y aprovechando el aporte de cada uno para buscar juntos la voluntad de Dios– y garantizan el discernimiento de una comunidad que busca descubrir, conocer y realizar lo que el Espíritu quiere decirle a nuestra Iglesia diocesana (cfr. Ap 2,11).
Agradezco a los sacerdotes y diáconos permanentes la participación en los encuentros de zona y la preocupación por estar presente en las reuniones del Consejo Presbiteral; son espacios que debemos fortalecer cada vez más con nuestra presencia y con nuestro aporte creativo. A los laicos y consagradas les agradezco el esfuerzo por participar de las reuniones de los distintos consejos pastorales y de otros organismos eclesiales. Pido encarecidamente a los párrocos que no dejen de convocar y reunir periódicamente a los consejos parroquiales, y a todos que participen siempre que se los convoque. Que sean espacios donde cada uno aprendamos a hacernos cargo de la Iglesia; que sea una instancia donde se pueda no sólo programar y coordinar actividades, sino también, en lo posible, pensar la vida de la comunidad parroquial y su servicio evangelizador hacia afuera, identificando los desafíos y teniendo siempre como marco de referencia las orientaciones pastorales de las que venimos hablando.
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Les pido que compartan esta carta en cada comunidad leyéndola en las misas del primer domingo de Adviento y haciéndola llegar a todos de la mejor manera posible; y que durante la próxima Cuaresma la reflexionen juntos en los consejos pastorales, en los grupos parroquiales y en todos los movimientos, sirviéndose de la guía orientadora que adjunto. De este modo nos iremos preparando para un encuentro diocesano de los consejos pastorales parroquiales en torno a Pentecostés del próximo año.
Deseándoles un fecundo Adviento y la cercanía materna de María –figura protagónica en la espera del nacimiento de Jesús–, les reitero mi más cordial y fraterno saludo e imploro para ustedes una abundante bendición.
+ Héctor m.ss.cc.
Obispo de Gualeguaychú
San José de Gualeguaychú; en la fiesta de Cristo Rey del Universo, 26 de noviembre de 2017.
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