Tanto Basílica Nuestra Señora de Aránzazu, como Parroquia San Roque de Montpellier, celebraron el inicio de época de Cuaresma, con la imposición de Cenizas. La antesala de Semana Santa.
Bajo la imposición de las cenizas como recordatorio de la mortalidad, comenzó este miércoles 14 de febrero el tiempo cuaresmal, que recorre esos 40 días, donde la cruz, pasión, muerte y resurrección de Jesús, son pilar y estructura de la humanidad. Más aún, una invitación a encontrarse a sí mismo, claro desafío si los hay; ajeno de arbitrariedad, pero colmado de plenitud.
En Las Siete Colinas, tanto en el primer cuartel en Parroquia San Roque de Montpellier, como en Basílica Nuestra Señora de Aránzazu, se realizaron sendas ceremonias.
Así entonces, a partir de la imposición y por el lapso de cuarenta días, la tríada compuesta por Oración, Ayuno y Limosna, definirán estos días previos a lo que viviremos en Semana Santa.
Ambas misas estuvieron celebradas por los sacerdotes Marcelo Carraza y Maximiliano Vanerio, acompañados del Diácono Permanente Carlos Paniagua.
En su homilía, el Padre Carraza habló de desierto cuaresmal que nos permitirá reconocernos pecadores necesitados de Dios; destacando en su relato, que las cenizas son un recordatorio de la mortalidad y la fugacidad de la vida, a través de las cuales recordamos en nosotros mismos que «somos polvo y al polvo volveremos», haciendo hincapié en la humildad y el arrepentimiento.
Estos cuarenta días son una oportunidad y camino a la reconversión.
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