En el día de la primavera, 21 de septiembre de 2020.
Querido amigo, querido joven, en esta jornada en que celebramos a la Juventud quiero y queremos saludarte con afecto, desearte feliz día y compartirte este mensaje.
El año pasado, para este mismo tiempo te dije que como padre, pastor y amigo en Jesús podías contar conmigo para escucharte y acompañarte. También la Iglesia como madre buena desea hacer lo mismo.
Hoy con más fuerza y cercanía queremos renovar esa propuesta y ese compromiso de ser presencia de Jesús en tu vida.
Y si no te sentís creyente, queremos igualmente ser presencia amiga: oído que escucha, brazo que apuntala.
Lo que estamos viviendo nos ha encerrado y alejado de lo que era cotidiano e importante para nosotros, incluso de nuestros seres queridos. Son tiempos complejos, especialmente para vos que estás en la plenitud de esta etapa tan especial y vital, cargada de sueños y de deseos de compartirlos con otros.
Por ello hoy se hace sumamente necesario que, como joven, puedas descubrir, por medio del estudio, el trabajo y la recreación, ese llamado a servir a Jesús en los demás; puedas identificar y ayudar a otros a descubrir el sueño de Dios para cada uno.
Como Iglesia joven y viva deseamos acompañarte en esto, poniendo a tu servicio las herramientas que tenemos. Queremos alentarte y entusiasmarte para que, con la alegría y el empuje propios de los jóvenes, puedas ser fuerza y esperanza; y siéndolo, lleves esas fuerzas a tantos hermanos que las necesitan. Que en lo cotidiano y en lo simple seas vos también presencia de Jesús.
Juntos les presentamos tu rostro, tu vida y tu historia a Jesús para que haga de vos instrumento de bendición.
Te invitamos a que les pidas una manito a nuestros patronos: la beata Chiara Luce Badano y el venerable Carlo Acutis, jóvenes que con su carisma mostraron el rostro de Jesús.
+ Héctor Luis Zordán, obispo de Gualeguaychú
Equipo Diocesano Pastoral de Juventud y Vocacional
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