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“Necesitamos ser artesanos de la paz”

El obispo de Gualeguaychú, Monseñor Zordán, pidió esta mañana ser artesanos de la paz y trabajar día a día en la construcción de este proceso, en la ceremonia del Tedeum que presidió en el marco del 212° Aniversario de la Revolución e Mayo.


Frente a autoridades políticas y militares de la ciudad, el prelado dijo que “ser hombres y mujeres de paz significa cuidar nuestro corazón”, y destacó que “cada uno de nosotros, con su estilo de vida (…), debemos ser fermento de paz”


“No hace falta pensar en la guerra y en la paz a gran escala y tan lejos de nosotros. Las dificultades, los desencuentros, los enfrentamientos que solemos vivir mucho más cerca nuestro tiene que preocuparnos, y al mismo tiempo preocuparnos del trabajo por la paz” dijo Zordán en el comienzo de la homilía.


“El papa Francisco en la encíclica Fratelli Tutti nos habla de la paz y nos da algunas pistas concretas. En primer lugar nos habla de dos imágenes. Habla de la arquitectura de la paz y la artesanía de la paz (…)” señaló el obispo, para agregar que “la arquitectura de la paz es la que se busca y se trabaja en las mesas de negociaciones, a gran escala. Pero también hace falta la artesanía de paz: el trabajo en lo cotidiano, en lo doméstico, en las relaciones nuestras de cada día”.


“En la primera lectura se nos habla del artesano, aquél que con sus manos va trabajando y formando pieza por pieza y se preocupa por cada una. Ninguna le sale igual y a veces tiene que comenzar de nuevo porque lo que hizo no salió bien” añadió.


Para Zordán “la imagen del artesano nos hace pensar en alguien que trabaja a mano, alguien que hace piezas únicas e irrepetibles, alguien que le dedica tiempo y dedicación a cada una de sus piezas, porque cada una tiene su toque personal. Personaliza su creación. No hay automatización allí. La automatización despersonaliza. En cambio, en el trabajo del artesano cada pieza es única, porque tiene el ingenio, la creatividad, incluso la audacia del artesano”.


Más adelante, el obispo de Gualeguaychú indicó que “para realizar procesos efectivos y una paz duradera necesitamos transformaciones artesanales (…). Necesitamos ser artesanos de la paz. Trabajar en el día a día, el paso a paso. En nuestras pequeñas y cotidianas relaciones. En casa, en el vecindario, en los ámbitos de la política, de la cultura, de la educación, del trabajo (…), allí donde se realiza nuestra vida podemos ser artesanos de la paz. Cada uno de nosotros, con su estilo de vida y en el lugar donde Dios nos ha sembrado, debemos ser fermento de paz.”


En esa línea, Zordán destacó que “para ser artesanos de la paz necesitamos cultivar la paz en nuestro estilo de vida cotidiano: cuidar la paz en lo que decimos. A veces una palabra puede herir más que muchas armas. Cuidar la paz en lo que callamos, en los gestos que hacemos, cuando hablamos. Cuidar la paz en el uso de las redes. Cuidar la paz en los comentarios que hacemos, en el tono que ponemos a nuestras palabras y sobre todo cuidar la paz en nuestros corazones. En definitiva, las palabras discordantes o que generan enfrentamientos, las actitudes que generan enfrentamiento, los gestos que generan enfrentamientos se van gestando en nuestro corazón”.


“Ser hombres y mujeres de paz significa cuidar nuestro corazón, para que allí anide precisamente la paz, y desde allí surjan las palabras, los gestos, las actitudes los modos de ser que la construyan. Necesitamos ser artesanos de la paz, pedir el don a Dios, pero al mismo tiempo necesitamos comprometernos. Los que tenemos algunas responsabilidad en la comunidad o aquellos que quizás no la tengan. Todos podemos comprometernos a realizar caminos por una paz duradera” agregó.


“Pidámosle a Dios que nos dé un corazón capaz de generar procesos paz. Que nos haga hombres y mujeres de paz” concluyó








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