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Mons. Zordán: "Somos consolados para consolar"


El obispo de Gualeguaychú, Mons. Héctor Zordán, presidió este martes 11 la misa en honor a Ntra. Sra. de Lourdes en la parroquia que la tiene como patrona en la ciudad de Gualeguaychú.


En su homilía, Zordán expresó su alegría por poder compartir la fiesta patronal de esa comunidad y se refirió a la coincidencia con la celebración del día del enfermo.


Al respecto, recordó que era la 28ª vez que se celebraba esta jornada y la primera que en Argentina se realizaba el 11 de febrero. También compartió el lema, tomado de Mt 11,28; y dijo que “el Papa Francisco nos envió un muy lindo mensaje en el que habla a los enfermos, a los familiares, a los agentes de la salud; en definitiva, a todos”, invitando a ir a Jesús en el momento de la desazón por la enfermedad.


Luego, refiriéndose a la primera primer lectura de la misa del día, dijo que era “un canto de alegría dirigido a la Jerusalén ideal, la que será un don de Dios para el tiempo del Mesías; no la Jerusalén real que estaba destruida y había que reconstruir”.


“La “Jerusalén ideal” es contemplada como madre, que cobija tiernamente en su regazo a los hijos. Consuela, seca lágrimas, acaricia, conforta, cuida, alivia… La “Jerusalén ideal” hoy nos es presentada como una figura anticipada de María-Madre”, expresó.


Zordán agregó que “ella es la Madre que nos cobija tiernamente en su regazo como hijos suyos muy queridos. A ella la invocamos como “Consuelo de los afligidos”.

“Hemos venido para dejarnos consolar. Traemos nuestro cansancio, nuestros desánimos, nuestras fatigas, nuestras enfermedades… hemos venido para mirar sus ojos misericordiosos y encontrar consuelo”.


Luego agregó que “somos consolados para consolar”, el que es consolado, que ha experimentado el consuelo, debe salir al encuentro de los otros para consolar. Y citando el mensaje del Papa dijo que “Sólo quien vive en primera persona esta experiencia sabrá ser consuelo para otros”.


Finalmente, haciendo referencia al pasaje de la carta a los corintios que dice “Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, que nos reconforta en todas nuestras tribulaciones, para que nosotros podamos dar a los que sufren el mismo consuelo que recibimos de Dios”, el obispo expresó que “no nos dejamos consolar si nos envolvemos en nuestro cascarón y asumimos el rol de víctima, reclamando la atención de todos. Somos consolados cuando abrimos las puertas y salimos al encuentro de los otros para consolar”, finalizó.




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