Los seminaristas Maximiliano Vanerio y Nicolás Rodríguez fueron respectivamente instituidos acólito y lector en una celebración presidida por Mons. Héctor Zordán en el Seminario María Madre de la Iglesia de Gualeguaychú. La misma se realizó en la mañana del lunes 22 de noviembre y contó con la participación de sacerdotes, familiares y amigos de quienes han dado este importante paso en su camino de formación al ministerio sacerdotal.
En su homilía, el obispo recordó que “el ministerio del lector requiere familiaridad con la Palabra de Dios, lo que debe favorecer una espiritualidad en torno a la Palabra para proclamarla y anunciarla con eficacia”.
Por otra parte “el ministerio del acólito requiere una creciente capacidad de reconocer al Señor en la cercanía con el misterio eucarístico y la “fracción del pan, ello debe favorecer una espiritualidad eucarística y un servicio generoso”, dijo.
Zordán comentó además que “la celebración de hoy nos invita a ampliar la mirada”. “Vinimos a contemplar la multiforme gracia de Dios que se manifiesta en una diversidad de dones: carismas, ministerios, servicios. Vinimos a contemplar a Jesús en su triple ministerio: Sacerdote, Profeta, Rey/Pastor/Servidor, que se sacramentaliza en una multiplicidad de ministerios. Vinimos a contemplar a la Iglesia, que, para ejercer su maternidad, llama y envía a diversos ministros”.
También invitó a que, en tiempos de sinodalidad y de reflexión sinodal, poder descubrir que una “Iglesia sinodal” es una “Iglesia ministerializada”: “una Iglesia en la que no tiene el monopolio el ministro ordenado, una Iglesia en la que se reconoce, se valora, se da espacio a otros ministerios”, dijo.
Finalmente el obispo recordó que es significativo que en el cuarto núcleo temático del Documento Preparatorio para el Sínodo 2023 se nos invite a pensar en esto: “¿Cómo promovemos la participación activa de todos los fieles en la liturgia y en el ejercicio de la función de santificación? ¿Qué espacio se da al ejercicio de los ministerios del lectorado y del acolitado?”.
“Necesitamos seguir convirtiéndonos. No es suficiente quedarnos tranquilos porque tenemos asumidos algunos aspectos de lo que significa la sinodalidad. Es una tentación creer que ya estamos bien sólo por eso. Necesitamos transitar el largo camino de la conversión pastoral, de la conversión sinodal”, concluyó.
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